Perfil

Vivo con mi pareja en Madrid. Tenemos dos gatos majísimos, uno de ellos también es astrónomo (lo abandonaron en el Observatorio, se nos coló en el telescopio y se me subió encima nada más verme). Me gustan mucho los animales, leer, los videojuegos, las películas, la ciencia-ficción, divulgar ciencia… Me paso gran parte del tiempo pensando en mil proyectos y hago cosas muy locas como escribir novelas y diseñar juegos de mesa. Me encantaría escribir el guión de un videojuego o una peli, algún día.

Las estrellas como el sol funcionan quemando el hidrógeno de sus núcleos, que se convierte en helio y produce un montón de energía, la luz que nos alumbra. Cuando el hidrógeno se agota, las estrellas se hinchan y se tragan a los dos o tres planetas más cercanos, y comienzan a quemar helio para producir elementos más pesados, como el carbono del que estamos hechos, nitrógeno u oxígeno. Y al final, cuando no pueden quemar más, mueren: expulsan su corteza en forma de nube de gas, que es iluminada por el cadáver de la estrella. Esa nube se conoce como nebulosa planetaria —no, no tienen nada que ver con los planetas, se llaman así porque el astrónomo que las descubrió (¡y que descubrió también Urano!) las llamó así, y así se quedaron, qué se le va  hacer.

El enigma viene ahora. En esta imagen tienes unas cuantas nebulosas planetarias. Si te fijas, la mayoría no son redondas, sino alargadas. ¿Por qué, si las estrellas son redondas? ¿Cómo se las arreglan para morir así? La mejor de las ideas que tenemos es que si la estrella vive en pareja, si tiene una compañera dando vueltas a su alrededor como la Tierra y el Sol, esta ayudaría a la estrella moribunda a formar una nebulosa alargada. Mi trabajo consiste en probar si esta idea es cierta.

Cuando les digo que soy astrónomo, la gente me suele responder “¡qué bonito, todo el tiempo mirando el cielo con el telescopio!”. Y sí, es muy bonito, pero en realidad al telescopio vamos poco, un par de veces al año. El resto del tiempo, la mayoría, lo paso estudiando los datos que recogemos con el telescopio, leyendo trabajos de otros astrónomos por si han encontrado algo útil para mi investigación, o contestando emails a mis colaboradores. Y un par de días a la semana me los paso trabajando en un radiotelescopio enorme en Yebes (Guadalajara), cuidando de que funcione bien para que otros astrónomos puedan usarlo para sus investigaciones.

La astronomía esconde historias maravillosas. En 400 años nos ha ido revelando que somos mucho menos especiales de lo que nos gusta pensar (la Tierra no es el centro del Universo; el Sol tampoco; nuestra galaxia no es más que una entre cientos de miles de millones; hay infinidad de planetas ahí fuera en los que podría haber vida…). Y los hombres y mujeres que la han hecho han vivido mil y una aventuras: desde creer durante un tiempo que una señal detectada en el cielo venía de una civilización extraterrestre hasta alegrías, envidias, injusticias rencores (¡esto parece un culebrón!), o incluso morir por culpa de no levantarse a tiempo para ir al baño durante una fiesta.

Con los 500 € me gustaría financiar blogs, programas y canales de youtube (¡que os recomiendo muy mucho!) como Catástrofe Ultravioleta, Big Van Ciencia, Mola Saber, Quantum Fracture o Radio Skylab, para que os cuenten algunas de estas historias.