Hola,
Estábamos en el telescopio, en el observatorio del Roque de los Muchachos en la isla de La Palma. Tratábamos de descubrir si lo que veíamos como una estrella en el centro de una nebulosa era una sola estrella, o eran dos, como sospechábamos. Una noche, estábamos en la sala de control y oímos un gato maullar afuera. Estaba aterido de frío, lo dejamos pasar y le dimos de comer. A los cinco minutos estaba subido en mi regazo, durmiendo como un bendito (tienes una foto en mi perfil, en la sección «Sobre mí»). Nos ayudó dándonos mucho cariño esas largas noches de observación, que se hacen duras, y jugando con nosotros. A veces se paseaba sobre el teclado del ordenador y modificaba los análisis a su gusto, que es muy particular. 🙂
Naturalmente, nos lo quedamos y ahora vive con nosotros y es el gato más feliz del mundo. ¡Y de vez en cuando todavía me echa una mano! 😉
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