Depende. Para empezar, depende de si lo detectamos a tiempo para desviarlo de su trayectoria. Eso significa varios años, probablemente, porque todo lo que podríamos hacer es moverlo una pizca de su trayectoria, de manera que a la larga, años después, ya no nos impacte sino que nos pase muy cerca. Y depende, claro, de lo masivo que sea el asteroide. Si es como una montaña, quizá una explosión nuclear en uno de los lados lo desvíe un poco. O quizá, menos arriesgado, podríamos pintar una de sus caras de un color reflectante para que la luz del Sol lo empuje lenta pero inexorablemente fuera de su mortífera trayectoria. Ahora, si el asteroide fuera mucho más grande, como la Luna, entonces no habría nada que hacer. Pero de esos tan grandes hay muy pocos, y los tenemos bien vigilados.
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